No puedo representar a todas las personas aquí, pero sentí que era una lectura difícil.
Catch-22 es una sátira sobre la guerra y, a través de su propia aleatoriedad, intenta exhibir cuán absurdas son las guerras. Se supone que no tiene sentido. A veces, la historia cambia tan abruptamente que sientes que te has saltado una página.
Aprecio diferentes tipos de humor y disfruté el extraño sentido del humor en el libro. Pero dicho esto, Catch-22 lo lleva por la borda bastante. Esta revisión de Goodreads identifica el tipo de humor:
Jen: No me gustó este libro.
Nigel: ¿Por qué no te gustó el libro?
Jen: me gustó el libro.
Nigel: Acabas de decir que no te gustó el libro.
Jen: No, no lo hice.
Nigel: estás mintiendo.
Jen: No creo en mentir.
Nigel: ¿Entonces nunca mientes?
Jen: Oh sí, miento todo el tiempo.
Nigel: Acabas de decir que no crees en eso.
Jen: No creo en eso, dijo Jen mientras comía una bola de algodón cubierta de chocolate.
Nigel: Bueno, me gustó el libro.
Jen: fabuloso! ¡A mí también me gustó!
Nigel: ¿Qué te gustó al respecto?
Jen: Oh, lo odiaba.
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Un gran problema de esta novela, IMO, es su longitud. Podría haber sido el 50% de lo que es, y aún contener la esencia de toda la novela. Además, como señaló, hay demasiados personajes para realizar un seguimiento. Había seguido dibujando un mapa de personajes en una hoja de papel.
Catch-22 no es algo que quisieras leer a la larga (al menos no lo haré). No es una novela de terminar en dos intentos. Los chistes son repetitivos.
Es similar al chocolate negro extra, demasiado amargo para tomarlo en conjunto, pero es bueno en trozos más pequeños 🙂
Mi consejo sería no empujarte a través de la novela. Relájate, tómate 2-3 meses y lee a un ritmo pausado (¡con un mapa de personajes!).