Si desea un tiempo profundo, profundo, eche un vistazo a Palimpest de Charles Stross (2009), que ganó el Hugo a la mejor novela en 2010. El protagonista trabaja para una agencia de tiempo, Stasis, que se encarga de mantener la humanidad. Cada vez que la especie falla, la reinician. ¿Está saliendo el sol? No hay problema, construirán algunas luces de fusión orbitales. ¿Se han agotado todos los minerales? Toda la Tierra puede ser vaciada. Extienden el planeta a dos billones de años en el futuro, mucho después de que todas las estrellas se hayan ido.
Luego está Tau Zero (1967) de Poul Anderson, donde una nave humana tiene un accidente y no puede reducir la velocidad cuando alcanza su estrella objetivo. La tripulación decide seguir acelerando, causando más y más dilatación del tiempo, hasta que galaxias enteras no sean suficientes para frenarlas. Atraviesan el Big Crunch y llegan al próximo universo.
Pero la fuente principal para este tipo de trabajo es Olaf Stapledon. En Last and First Men (1930), rastrea la historia de la humanidad desde nuestra especie, First Men, hasta el Decimoctavo Hombre, que perece en Neptuno dentro de dos mil millones de años a partir de ahora cuando el sol se convierte en supernova. Luego, en Star Maker (1937), llega hasta la muerte por calor del universo y la confrontación entre la conciencia compartida de todos los seres sintientes y el Star Maker, que los encuentra bastante decepcionantes.