Gibson es fundamentalmente un escritor de cuentos cortos. Sus novelas son impredecibles; El poder de sus imágenes se ve afectado por una aparente falta de dirección. Gibson es muy bueno pintando los rincones sucios y cromados de su historia, pero pasa tanto tiempo mirando esos rincones sucios que olvida que hay una trama en el centro de la habitación. En las historias cortas, esto no es un problema, el rincón sucio es la trama.
Dicho esto, en mi opinión, Neuromancer fue golpeado fuera del parque. No es solo que inició el género cyberpunk, sigue siendo el principal ejemplo de ese género, la novela cyberpunk, ya que Blade Runner es la película cyberpunk (aunque ambos tienen primos más accesibles en Snow Crash y The Matrix, respectivamente). La voz narrativa distintiva de Gibson enfatiza la experiencia sensorial intensa, caótica y en capas, y creo que, más que los personajes o la trama o los conceptos de configuración, es esta vívida impresión sensorial la que permanece después de que el libro termina, como un sueño medio recordado. No para todos, pero muy recomendable.