Debido a James Bond, cuando era niño, mi ambición de vida era ser un agente secreto.
Cuando supe que muchos de ellos desaparecen o son asesinados, retrocedí en eso.
Cuando conocí a algunos espías encubiertos reales, incluida la CIA, me di cuenta de que la realidad no se parecía en nada a James Bond. Era solitario, aburrido y peligroso. Y los chicos que conocía solo podían hablar sobre una pequeña fracción de lo que era, y estaban retirados hace mucho tiempo. Hasta el día de hoy, sus hijos no saben a qué se dedicaban realmente. Y no manejaban autos rápidos, no jugaban por su vida, no jodían mujeres hermosas al azar ni tenían una licencia para matar.
Bond existe en las películas y todos, incluido yo, queremos ser él. En la vida real, lo siento, él no existe. Si lees cualquiera de los escritos de Ian Fleming sobre su carrera o incluso sobre “un hombre llamado Intrepid”, la mayor parte de ese negocio es el análisis de datos y el pensamiento estratégico. La vida de Fleming no se parecía en nada a la de Bond.
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Bond existe en mi maravilloso mundo ocasional de escapar de la vida cotidiana a través de películas. Eso es lo suficientemente bueno ya que puedo disfrutar de esa vida de vez en cuando, pero puedo vivir la verdadera.
Nota al pie: el nombre en clave Intrepid era Sir William Stephenson. Probablemente más que nadie, la persona que inventó el espionaje. Literalmente. Lea sobre él y el papel de la inteligencia en la Segunda Guerra Mundial. ¡Va a sorprenderte por completo! Ian Fleming llamó a Intrepid la persona más cercana a un verdadero James Bond.
