Tanya estudió la pregunta, su habitual indiferencia tocada por una pizca de presteza. ¿Una historia corta en dos párrafos? ¿No era su propia vida, una serie de episodios catastróficos, plagada de más historias que Chicken Soup for the Soul? ¿No siempre lograba camuflar su agonía con respuestas insípidas de una palabra? Dos párrafos serían muy sencillos. Quizás más espacio del necesario, incluso.
Ella destapó su pluma y comenzó a escribir. Sus pensamientos comenzaron a correr, desenterrando emociones enterradas y rogando por ser liberada. Rogándole que deje que las palabras las etiqueten y las definan. Las lágrimas rodaron por sus mejillas, desinhibidas, manchando las pocas palabras que había logrado escribir. Ella miró a su profesor. Oculto en esas arrugas había una mirada de complicidad. El profesor Barnes siempre había querido que visitara esos bolsillos de su mente que había cerrado para siempre. Quizás ahora, ella comenzaría a emocionarse. Tal vez ahora, sus palabras serían liberadas de sus grilletes, liberándola como escritora y como persona.