Miró la enorme cara. Cuarenta años le había llevado saber qué tipo de sonrisa se ocultaba debajo del bigote oscuro. ¡Oh cruel malentendido innecesario! ¡Oh obstinado, obstinado exilio del seno amoroso! Dos lágrimas con olor a ginebra cayeron por los costados de su nariz. Pero todo estaba bien, todo estaba bien, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo. Amaba al Gran Hermano.
Estas líneas son, por supuesto, de 1984 de George Orwell. Tomados junto con el resto de la novela, se encuentran entre las líneas más dramáticas y aterradoras jamás escritas. Leí esta novela por primera vez cuando tenía 14 años y creo que debe haber sido uno de los libros más poderosos que jamás había leído en ese momento: recuerdo que el pasaje final se quedó conmigo durante semanas después. Parece aún más relevante en el mundo de hoy, donde la tiranía en todas sus formas es particularmente venenosa y peligrosamente capaz de ‘convertir’ a los inconscientes …