Esta historia me la contó una tía mayor en nuestro pueblo:
Al begum (esposa) del rey Akbar le encantaba comer mangos, por lo que Akbar se aseguraba de que cada verano recibieran muchos mangos para el Palacio Real.
Un día Birbal, el súper ingenioso ministro del Rey y el begum estaban sentados en el Palacio Real y disfrutando de algunos mangos. Este día en particular, la Reina no pudo controlarse y, aprovechando el hecho de que no estaba en compañía de Su Alteza, devoró cerca de 30 mangos.
Ahora se supone que una reina siempre debe verse equilibrada y elegante y seguir un cierto decoro. Pero tener 30 mangos significaba que había una gran pila de semillas y cáscaras de mango a su lado. Ese no era un comportamiento muy reinante de su parte.
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De repente, el guardia anunció que el rey Akbar está entrando en las instalaciones. La Reina movió lenta y astutamente todo su montón de restos de mango y lo fusionó con el montón de Birbal. Birbal notó lo mismo pero no reaccionó.
Akbar entró y al mirar la gran pila al lado de Birbal, le dijo burlonamente: “Querido Birbal, parece que tienes un gran apetito hoy”.
Birbal respondió rápidamente: “Oh, gran rey, la reina parece tener un apetito aún mayor. Al menos dejé las cáscaras, pero le encantaron tanto los mangos que incluso se comió todas las cáscaras y semillas”.
La cara de la Reina se sonrojó de vergüenza y Akbar se dio cuenta rápidamente de lo que realmente había sucedido. Soltó una gran carcajada y la reina y Birbal se unieron.
Birbal fue una de las personas más ingeniosas de su tiempo.