Hace unos años escribí y publiqué un libro que se hizo popular en la escuela de mi hermana (debido a su comercialización). Algunos de ellos incluso trabajaron en un fanfic para ello. No fue una gran cosa, pero diré que significó mucho para mí.
Ver gente inspirada en mi trabajo fue conmovedor. Tuve la oportunidad de alentar su talento y, como pensaban que era un autor de todo el mundo, mis palabras realmente significaron mucho para ellos. Espero haber tratado el pedestal en el que me pusieron con la gracia e inspiración que requería.
Esos niños eran especiales. Cada uno de ellos tenía talentos que valía la pena fomentar. Para mí, no era extraño que estuvieran explorando esos talentos escribiendo sobre mis personajes. Lo consideré una de las formas más altas de adulación. Y hasta el día de hoy, disfruto leyendo lo que me envían.
Creo que los personajes están a la altura de la interpretación. Tuve que guiar a algunos de los niños a los libros varias veces cuando sus interpretaciones entraban directamente en conflicto con lo que era el canon (lo que había escrito), pero disfruté viendo las libertades que tomaron siempre que no contradijeran mi construcción del mundo Fue divertido verlos expandirse y desarrollar un personaje o idea de una manera que no había pensado.
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En resumen, ese nivel de admiración e imitación es un verdadero privilegio. Estoy agradecido de haberlo experimentado, incluso a una escala tan pequeña, y espero haberles devuelto a esos niños de la misma manera que me lo hicieron: ánimo, confianza y ganas de trabajar en algo nuevo.