Si bien ciertos personajes políticos de la época le dieron a Orwell una idea de qué esperar en el futuro, creo que su vida durante la Segunda Guerra Mundial es lo que le proporcionó mucho material para ilustrar su novela distópica.
Para empezar, el estallido de propaganda agresiva. La II Guerra Mundial fue tanto una guerra ideológica como un conflicto armado. Al vivir en Gran Bretaña en ese momento, supongo que Orwell tuvo que soportar una buena cantidad de propaganda alucinante y, como alguien que ya desconfiaba de la URSS después de su experiencia en la Guerra Civil española, creo que vio esos carteles sobre la URSS siendo un aliado tan peligroso. Sabía lo que el NKVD podía hacer a los disidentes y estaba aterrorizado, esto podría estar bien representado por la Policía del Pensamiento.
El estilo de vida general de la guerra también jugó su parte. Aunque no se muestra a través de su ficción (*), Orwell era muy aficionado a los pequeños placeres de la vida terrenal. Odiaba el racionamiento y la severidad de la guerra, y estos dos llegaron a Mil novecientos ochenta y cuatro para representar una existencia realmente sombría. De hecho, los momentos más felices de la novela, cuando Winston y Julia están juntos, también son los momentos en que los pájaros cantan, o Winston nota algunas flores, o comen una comida con mantequilla de verdad, o Julia usa maquillaje. Todos los placeres terrenales, todas las cosas muy queridas por el autor que parecían impensables en tiempos de guerra. Para él, la gente que ya no se preocupaba por esas pequeñas cosas era una señal tan mala como la propaganda agresiva o los titulares engañosos.
Por último, su experiencia de la Guerra Civil española fue posiblemente el evento que lo hizo más desconfiado de las posiciones ideológicas extremas. Luchó en las líneas del POUM, creyendo que era un conglomerado de partidos de izquierda todos unidos contra el fascismo, pero de hecho, el POUM era contrario a la línea del “comunismo de Moscú”, por lo que estaban condenados desde el principio por la URSS. Luego se volvió contrario al totalitarismo de cualquier tipo, ya sea fascista o comunista, y, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, esta no era una postura popular (ya que la URSS era el principal rival de Alemania en Europa y, por lo tanto, el principal aliado de Gran Bretaña)
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(*) Pero se nota en su no ficción. Realmente disfruté algunos pensamientos sobre el sapo común . Ilustra bien ese aspecto menos conocido de Orwell, y es extremadamente fácil de leer.