¿Cómo caracterizarías al personaje de Stephen Colbert en The Colbert Report?

Un acicalamiento, soberbio orgullosamente ignorante. Un demagogo narcisista. Un repugnante propagandista. Un ególatra apasionante y de escalada social. Un portavoz vacío y grandioso para un proceso político corrupto y un imperio mediático aún más corrupto. Un fanático presumido, despiadado y explotador de divisiones sociales destructivas que él mismo fomenta y refuerza.

Un fraude casi completo: un hombre de baja inteligencia que se cree un genio; un homófobo virulento que es un homosexual encubierto; un terrón incierto y no leído que se proclama estrella de la élite culta; un moralista crítico sin una pizca de integridad personal; un imitador cobarde conformista y carretero que insiste en que es un pionero y un líder de hombres; un perseguidor sagaz y piadoso de cualquier fe u opinión que no sea la suya, y un “patriota leal” nacionalista y “visionario” que habla en voz alta y avaricia como virtudes bíblicas y que vendería a su país y sus ideales el segundo llegó un trato mejor.

Un ladrón de ideas y crédito, un evitador de la responsabilidad y la rendición de cuentas, un fantasioso, un jingoista, un panderer y un oportunista tan inseguro y necesitado para la validación del grupo de compañeros traicioneros y egoístas al que le gustaría pertenecer, al que va en la televisión nacional, a instancias de ellos y alegremente, dice mentiras y perpetúa manifestaciones absurdas de hechos conocidos, por la atención y las clasificaciones que sabe que lo atraparán, y por las ganancias que su galimatías generará para sus patrocinadores, porque su más profundo y sincero sentimiento, posiblemente ÚNICA creencia sincera es que ser desvergonzado, popular y rico es mejor que ser honesto, decente o un miembro contribuyente de la sociedad.

Sobre todo, un hipócrita completo y absoluto, totalmente justiciero.