Ambas cadenas han considerado esto y B&N ha probado el concepto. Hay muchas razones por las que no han tomado esta ruta:
- La mayoría de las librerías tienen un comprador que conoce bien el producto y qué comprar y qué no comprar (y qué precios tienen sentido). Tener a alguien confiable y con conocimientos en 500–800 ubicaciones individuales para administrar este proceso es muy difícil. Por las mismas razones, la compra de productos se realiza de forma centralizada en lugar de en las tiendas.
- Los aspectos operativos de comprar libros usados, agregar al inventario del sistema, archivar correctamente y vender correctamente (no se puede compartir sku con un nuevo título) hace que sea muy difícil colocar esto en una librería de cadena normal.
- Todos los libros nuevos se pueden devolver a los editores para obtener el crédito completo. Si entran en libros usados, el inventario está atascado en las tiendas y no puede liquidarse fácilmente, y es muy costoso enviar libros. Esto puede causar problemas operativos.
- Los editores odian los libros usados debido a la canibalización de las ventas de libros nuevos. Por lo tanto, el soporte típico de publicidad y marketing que ofrecen los editores no acompañaría a ninguno de estos negocios y las relaciones con los editores podrían verse negativamente afectadas.
- Finalmente, puede haber un problema estético al combinar libros usados en una nueva y brillante super librería.
Los números 1–3 son probablemente los más relevantes. Es cierto que los avances tecnológicos en los últimos años han hecho que la idea sea mucho más posible que en el pasado. Además, algunas cadenas han tenido éxito en la venta o introducción de libros usados (Hastings, libros a mitad de precio).