Desde el principio, Pinocho se da cuenta de que él es mucho más que un pedazo de madera que habla, mucho más que las otras marionetas en el teatro del maestro de marionetas Mangiafuoco (1). Tiene sentimientos, puede pensar y puede aprender de sus errores. En el fondo, Pinocho es un niño de verdad, pero está atrapado en el cuerpo de una marioneta de madera.
El temor peculiar de Pinocho es que, no importa cuánto lo intente, nunca se convertirá en un niño de verdad.
Pinocho tiene otros temores. Por ejemplo, teme a la muerte. Cuando yace cerca de la muerte en la cabaña del Hada, dice que preferiría morir antes que tomar su amarga medicina. Sin embargo, cuando cuatro conejos negros que llevan un ataúd le dicen: “Hemos venido a llevarte”, pide la medicina.
Pinocho huye muchas veces de casa, pero al final le preocupa no poder volver a ver a su padre Geppetto. Teme quedarse solo.
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(1) En la película de Disney, Mangiafuoco pasó a llamarse Stromboli.