“Bonita letra para un niño. . . ”
Cuando estaba en cuarto grado, mi maestra pasó por mi escritorio un día mientras escribíamos. Ella dijo suavemente: “Oh, Michael, tienes una letra tan bonita para un niño”. ¡Guau! Puedes adivinar lo que eso le hizo a mi ego. Me hizo practicar mi escritura a mano.
Encontré la escritura a mano en nuestro conjunto de enciclopedias que me resultó “bonita”. Escogería un nombre, como “William Jennings Bryan” y practicaría hasta que pudiera hacer que se parezca a la imagen que estaba mirando. Con el tiempo, adopté ese estilo, y ahora se vuelve natural. Supongo que todavía tengo “bonita letra para un niño”.
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Recientemente, tomé nota de la letra de mis hijas. Escriben como yo. Mi nieto, sin embargo, escribe más como su abuela.
A veces mi letra cambia para la ocasión, a veces porque tengo prisa, a veces cuando estoy tensa, cambia. Todavía practico y practico mucho.
No creas todo lo que escuchas; a veces, cómo lo dices es tan importante como lo que dices. La escritura puede ser casi la misma. ¿Qué piensas?