Los escritores tienen todo el derecho de ser creativos y jugar con el lenguaje. Puede marcar la diferencia entre la buena prosa y el arte.
Dicho esto, es esencial ser juicioso. No uses neologismos solo porque puedas. Necesitan servir a un propósito. Hay dos formas básicas de abordarlo, dependiendo de lo que esté buscando.
En “A Clockwork Orange”, Anthony Burgess inventó una jerga futurista completa. No estamos destinados a entender exactamente lo que significa, pero contribuye a la atmósfera y a la construcción del mundo. La historia tendría una sensación muy diferente si hubiera tomado una ruta diferente y jugara a lo seguro, sin usar términos nuevos o desconocidos.
La otra forma de abordarlo es crear nuevas palabras cuyos significados sean bastante transparentes, como en el ejemplo que dio. Pero aún debe preguntarse por qué está usando estas palabras innovadoras. Si tienen un propósito, entonces adelante. De lo contrario, reconsiderar.