La virtud de un cliché es que ha sido popular y muchas personas se conectarán con lo que dices. Sin embargo, usar un cliché para obtener el mejor efecto es otra cosa. Los clichés no son necesariamente palabras o frases trilladas: se pueden usar con estilo y gracia en manos de un buen escritor. En poesía, es maravilloso que un cliché funcione. Uno puede querer todas esas connotaciones variadas que son parte de la historia del cliché. Por ejemplo, y un ejemplo muy simple, es si digo “retroceder”, en lugar de “relajarse”. “Retroceder” tiene un componente visual: uno puede imaginar a alguien en el porche delantero de una silla vieja; lleva puesto un sombrero de vaquero sobre sus ojos para poder tomar una siesta, y así inclinar su silla. . . “Relajarse” es más visualmente neutral. Uno podría estar en cualquier lugar y relajarse. Es más suave para el oído que “retroceder”. “Relajarse” no es tan poético.
Para su pregunta, finalmente, siempre estamos secuestrando clichés. Creo que es algo bueno. Queremos mantener esas monedas raras en circulación. No hay un nombre nuevo para él: un cliché es un cliché.