Puro nervio, de verdad. Creo que depende de la historia. A algunos les va bien modificando, y a otros les va bien construyendo un nuevo mundo desde cero. En mi caso, en una novela que escribí recientemente, Master Fantastic (con mi editor ahora) construí no uno sino tres mundos diferentes, todos basados en los elementos. Uno era de tierra (en realidad, arena), uno de agua y uno de fuego. Lo hice porque uno de los personajes principales es un mago, un elementalista, realmente, alguien que podría manipular los cuatro elementos, y visita tres de los cuatro mundos ‘elementales’ posibles.
Todo lo que se necesita es un poco de imaginación de cómo podrían ser los otros mundos. Tienes la opción de hacer que aparezcan radicalmente diferentes a los nuestros, totalmente distópicos o totalmente utópicos. Tu elección.
Cualquiera que sea el modo que elija, mantenga las leyes consistentes. Nada me molesta más que leer sobre un mundo en el que, por ejemplo, solo una persona puede utilizar poderes para doblar metales o atravesar paredes y, de repente, alguien más lo hace sin acumulación ni pistas. ¡Y escritores famosos han cometido este error! Así que mantén las leyes consistentes.
Espero que esto ayude un poco.