Cuando estoy leyendo un libro, tengo un control total y completo. Si mi atención se desvía por un minuto, puedo volver al libro y las palabras están allí donde las dejé. Puedo leer una parte una y otra vez sin nada más que mis ojos y mi cerebro. Si algo suena familiar y creo que es importante para la trama, puedo voltear fácilmente y buscarlo, ver todo de una vez.
Cuando escucho un libro, no se detiene instantáneamente cuando lo quiero. Si tengo que releer algo, tengo que presionar un botón con mucho cuidado o lo arruinaré todo y me perderé. Si vuelvo a leer el libro pero no tengo idea de lo que estoy buscando, termino escuchando todo de nuevo. Soy un lector de velocidad, y las voces del narrador son dolorosamente lentas. En el momento en que pude leer un libro real completo, el audiolibro todavía está jugando en el capítulo doce. Odio eso. No es mi propio lugar secreto que puedo explorar y amar como es el mundo de las palabras escritas.
Además, ¡libros! ¡Libros maravillosos, pesados, sólidos y de buen olor! ¡Los libros son mejores que las películas, audiolibros, Nooks y Kindles! Esas cosas son increíbles y sorprendentes, pero no se pueden comparar con los libros.
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