El ingrediente intrínseco de una obra de ficción distópica es un mundo o sociedad que podría parecer ideal en la superficie, pero en realidad es muy defectuoso o anárquico. Tiene reglas y costumbres extrañas que los ciudadanos deben cumplir, y el gobierno se asegura de que lo hagan. Hay varias otras características:
- Un gobierno que trabaja de manera discreta, utiliza tecnología innovadora y suprime la voz de las personas.
- Un protagonista que tiende a desafiar las normas y convenciones sociales, y se da cuenta de que es diferente del resto.
- Un grupo rebelde, del cual el protagonista pasa a ser parte integral.
- Palabras y términos exclusivos de esa sociedad disiopia particular.
Tal patrón se puede encontrar en muchos libros distópicos como 1984 de George Orwell, la serie Divergent de Veronica Roth, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, la serie Selection de Kiera Cass, V for Vendetta de Alan Moore, la serie Hunger Games de Suzanne Collins , la serie Delirium de Lauren Oliver y la serie Legend de Marie Lu.