Comencé a leer libros de ficción, cuando tenía alrededor de 12 años. La ficción me mostró una imagen vívida de cosas que nunca podría haber imaginado en la vida real. Me hizo pensar más allá de mi imaginación. Finalmente, me di cuenta de que su imaginación y proceso de pensamiento cesan en cierto punto. Cada historia que lees se siente como el último libro que has leído y se hace evidente conectar los puntos.
Probé mi mano en no ficción. Comencé con biografías que son una no ficción literaria. Y estaba encantado. Tiene historia (al igual que la ficción) y algunos personajes carismáticos. Las biografías son reales y se basan en la vida de algunas personalidades muy distinguidas. No solo me inspiró sino que me hizo aprender sobre el mundo real.
No me detuve allí, después de las biografías me cambié a la no ficción hardcore. Leí libros de Malcolm Gladwell, Elizabeth Gilbert, etc., lo que me enamoró de la no ficción. Aprendí más que nunca y pude verme crecer leyendo no ficción. Todavía leo ficción de vez en cuando, pero me aseguro de leer no ficción regularmente.
La ficción es el “deseo” de un lector, pero la no ficción es la “necesidad”.