No soy novelista (solo alguien a quien le gusta escribir), ni soy inglés, pero pensé en intentarlo:
Lo primero que te golpea cuando entras en la habitación es el olor: desinfectante, lejía. Demasiado de ambos, como para eliminar las superficies grises de todas las manchas y olores, como para eliminar la historia de la habitación. No hay ventanas, solo una luz artificial a todo volumen que te hace entrecerrar los ojos. Las paredes están forradas con bandejas y armarios: observa instrumentos brillantes de acero inoxidable, frascos de líquidos, los diales parpadeantes de dispositivos médicos cuya función no puede descifrar. Un reloj que hace tictac en una de las paredes suena extrañamente ruidoso en el silencio de la habitación. En el centro de la sala se encuentra una cama de operación individual. La sábana que la cubre está limpia, pero no puedes sacudir la imagen de sangre sobre la tela blanca y crujiente. Esta es una habitación donde se cambian los destinos. ¿Para bien o para mal? No puedes decirlo.