“Era un día frío y brillante en invierno y los relojes daban las trece”
Esta es la primera línea de la novela profética escalofriante de 1984. Enseguida tenemos la nota discordante de que el mundo de Winston Smith, el protagonista, es un mundo revuelto. A medida que ingresamos a este mundo, todo lo que valoramos en la vida, como la libertad individual, el amor, la belleza, la lealtad y demás, se corrompe. Uno se siente desorientado desde el principio.
Al leer la novela hoy, uno se sorprende y sorprende por cómo nuestro propio mundo se parece al de Winston, donde la individualidad es vista como un crimen y se alienta la mediocridad. La presencia de la policía del pensamiento, la reescritura de la historia para encajar con la ideología prevaleciente son todas una hazaña de nuestra sociedad actual, donde la conformidad está a la orden del día.
La primera línea prepara al lector para la rareza de los tiempos.