Puede que estas no sean las líneas más hermosas escritas por mí, pero seguramente son una de mis favoritas.
Vapores de amor
Impredecible. Una palabra que me define muy bien. La locura, supongo, fluye por mis venas. ¡Ah, sí! Fuego! Esto es lo que soy. Demasiado peligroso para manejar. Uno que te incineraría en cenizas, si te acercas demasiado. Pero al mismo tiempo, irradiando el calor que uno desea.
Toda su vida, este fuego buscó manos que la mantuvieran quieta, solo por un tiempo, porque a veces, incluso el fuego tiene miedo de arder. Muchos corazones de madera vinieron buscando pasión, y la encontraron brillando tan intensamente. Pero tal proximidad no ayudó pero los buscó.
- ¿Qué literatura clásica debo leer? Tengo 37 años, ex camionero, ahora graduado de ingeniería. Solía gustarme los existencialistas, pero últimamente solo revistas de autos.
- ¿Debo compartir mis poemas con todos?
- ¿Por qué Atticus insiste tanto en que Jem y Scout sean educados con la señora Dubose y Jem le lean en el libro ‘Matar a un ruiseñor’?
- ¿Harper Lee retrató con precisión el racismo en ‘To Kill a Mockingbird’?
- ¿Quién es el dramaturgo griego más famoso?
Temiendo incendiar todo a su alrededor, su llama parpadeante comenzó a morir. Estaba perdiendo luz, llegando a su extinción. Llegó un momento en que se volvió tan frágil que incluso un golpe leve habría podido extinguirla hasta la muerte.
Cuando estaba a punto de asfixiarse, llegó su oxígeno, combinado con dos átomos de hidrógeno. ¡Agua! La sostuvo fervientemente en sus brazos protectores, protegiéndola de los volcanes que se desataban dentro. Debes preguntarte cómo podría el agua, que tiene el potencial de extirpar cualquier incendio, salvarla.
Su respuesta radica en la capacidad del fuego para crear todo, incluida su propia existencia. Y el agua era el único elemento que podía controlarla, la protegía de quemarse dándole el consuelo que necesitaba desesperadamente.
Esta combinación divina dio a luz a los vapores del amor. Un nuevo amor que se encendía en el río del fervor. Amor que era visible en su fuego, y en su plácido. ¡La calma y el caos se habían enamorado, creando el cielo!
🙂