La pena es una de las emociones más complejas. Puede ser misericordioso y comprensivo. Pero también puede mezclarse con emociones negativas como disgusto, decepción o incluso asco. He hecho un análisis rápido de algunas de las formas comunes de lástima y proporcioné mis propios ejemplos de cómo se pueden expresar estas formas de lástima.
- La lástima puede ser tristeza por el miserable estado de alguien. Comienza con una internalización de la miseria de la otra persona. Una descripción de alto impacto de esa miseria seguida de una nota sobre una reacción visceral a esa miseria puede establecer lástima en un instante. Por ejemplo…
- Ella lo vio suplicar por su vida, su cuerpo tensó cada músculo para expresar su desesperación, su intenso deseo de vivir. Sus manos arañaron la tierra, como si de alguna manera pudiera cavar y escapar del destino que el resto de sus amigos habían conocido. Por un segundo, sus ojos se encontraron. Soltó un grito de angustia como si de alguna manera ella pudiera entrar y salvarlo. Sintió que se le encogían las tripas cuando la desesperación de la situación se hundió. No lo conocía. Y ella nunca lo haría.
- La pena puede ser un sentimiento caritativo hacia uno menos afortunado. Esta versión puede ser distante y elitista. No se identifica con el sujeto lamentable, simplemente le otorga cierto grado de reconocimiento. Puede ser santurrón o autocomplaciente, en la forma en que la piedad conduce a un acto de caridad que hace que la persona se sienta bien. También puede ser incómodo, porque la persona que siente lástima es repelida por el sujeto lamentable y quiere seguir con su vida. Esta versión de lástima es un poco más delicada y debe manejarse con más sutileza. Por ejemplo…
- El niño estaba mugriento y claramente no había estado comiendo con sensatez ni comiendo en absoluto. Había un olor No estaba muy feliz por eso. Quería seguir adelante y dejar atrás a este miserable niño. Pero había algo en esos ojos hambrientos, hambrientos. Le arrojó una moneda de plata y dijo bruscamente: “Ve a comer, niña”. Continuó. Había arrojado algo de su culpa con esa moneda. Se sintió mejor. Pero aún quedaba algo incómodo que quedaba. Esos ojos se quedarían con él por mucho tiempo.
- Por último, la pena puede venir del poder. Donde un personaje tiene al otro en su poder. Un acto de odio o venganza que ha ido demasiado lejos. La pena puede detener eso porque no queda más negatividad. La lástima puede enjuagar los restos de esa emoción intensa y poderosa y traer algo de cierre. El cambio en la narrativa en este caso es muy importante. Por ejemplo…
- Su mano sostenía el bolígrafo, sobre el documento. Una firma y todo habría terminado para él. Se quedó allí, pálido por el terror. Apenas respiraba y tenía los ojos vidriosos. Ella apretó el bolígrafo mientras se preparaba para dar el golpe final que terminaría esta batalla, que terminaría con él. Ella hizo una pausa. Ella dejó el bolígrafo. “Vete”, le escupió. Él la miró sin comprender. “¡Ve, tonto!” Se tambaleó, incapaz de creer su suerte. Se echó hacia atrás y cerró los ojos. Estaba contenta de que eso hubiera terminado.
Hay muchas formas y variaciones más sutiles. Hay millones de formas en las que puedes retratar la pena. Se puede combinar con tristeza, culpa, ira y muchas otras emociones. Cada variación lo cambia todo.
Espero que haya sido útil, ¡y comparta su versión de lástima una vez que haya terminado de escribir!
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