Copia del poema
JOE WILKINS
Hayrake
En ese interminable verano del propio aliento del diablo
fue todo lo que hice:
jala el hayrake detrás del viejo tractor Ford,
las barras de corte arqueadas
extendido, los tenedores en círculos girando detrás,
reuniendo dos, a veces
tres finas hileras de alfalfa sacudida por la sequía
y hierba de búfalo
juntos, canalizando la fruta cetrina, deshuesada y huérfana
de esa tierra no prometida
en una sola hilera que hiere el campo lo suficientemente grueso
para que el achicador se quede boquiabierto.
Pero también: ese fue el verano de Kevin, el de mi hermana mayor
de cuello grueso
Novio ridículo. Dios, pero lo amamos
su Toyota levantado
con barra antivuelco plateada iridiscente, su Wintermint Skoal
y vocabulario seráfico
de silbidos y gruñidos. Kevin era de dos pueblos
sobre, el asiento de condado,
era algo nuevo, algo para poner en contra de los vecinos:
los viejos rotos
los tristes gordos, los que comen cada noche pescado de barro hervido
y macarrones con queso en caja,
los que tienen nombres que podrían haber sido los nombres
de tractores o malezas
dicen Harlan Wilson o Sandy Russell, sus esposas flacas
y chicas con dientes huecos,
chicos bromidicos como sus padres. Y todos ellos, y nosotros,
aturdido por el polvo, endeudado,
apenas colgando de las llanuras de artemisa con las que trabajamos,
Eso nos funcionó. Kevin no
11 Beloit Poetry Journal Otoño 2010
JOE WILKINS
se fue a jugar fútbol para el colegio comunitario;
sin pedir
cambiaría el dial a FM, lanzaría sus enormes puños al aire
cuando entró Van Halen;
Llevaba sus gafas de sol incluso en el interior. Entonces el día que escuché
que Kevin es hermoso
Toyota tuvo como si un extraño pájaro lo levantara en la oscuridad,
y él, como mi padre
y la niña de Sandy Russell y Harlan, era polvo …
Abandoné la casa
y caminé hacia el norte, hacia el único campo decente que nos quedaba,
donde despedí el Ford
y me di la vuelta a ese parche de tierra durante horas, hasta que todo
esas flacas hileras
eran uno y bueno, y solo había un mundo,
y de Dios o no
Estaba dentro y tiraba del heno de alas de hierro.