¿Cómo sería tu obituario?

Ananth Kumbla, de 61 años de edad, expiró el 9 de abril de 2052 después de un paro cardíaco durante su trote matutino. Incluso en sus sesenta años nunca se perdió su trote matutino regular y dejó su ser terrenal haciendo lo que mejor sabe hacer.

Ananth será recordado con cariño por los estudiantes de su alma-metro donde él
enseñó historia y los fundamentos de la informática como facultad visitante. Sus alumnos lo recuerdan como un maestro amoroso con un estilo de enseñanza poco convencional pero distinto en el que los personajes del libro de texto cobraron vida a través de su narración de historias. Los alumnos de su Almameter siempre estarán en deuda con él por introducirlos en el mundo de informática ayudándoles a desarrollar aplicaciones simples de Android.

Ananth también creía firmemente en la noción de que el deporte es la mejor forma de aprendizaje experimental. Sus colegas del club de fútbol donde trabajó brevemente como entrenador, lo recuerdan como un estricto disciplinario y un motivador que constantemente empujaba a sus jugadores a ir más allá de su potencial. Durante sus sesiones posteriores al partido, independientemente del resultado del juego, le pedía a cada uno de sus jugadores que reflexionara sobre el juego, identificara sus defectos y, respectivamente, les pedía a cada uno de ellos que trabajaran en ellos. Nunca dejó que el éxito se le subiera a la cabeza y nunca permitió que los fracasos lo derribaran. Practicó el mantra tanto en el deporte como en su carrera profesional. Lo que realmente le importaba era dar su 100% a cada iniciativa que tomara.

Ananth inspiró a muchos en su círculo de amigos y vecindario a correr largas distancias. Incluso a la edad de 55 años, podía correr 21kms con facilidad y jugar un partido de fútbol de 90 minutos a su gusto. De lo poco que aprendió de los videos en línea de YouTube, comenzó un pequeño club (Six Pack a los 60) que inspiraba a las personas mayores a tomarse en serio la condición física.

Como un ávido fanático de Harry Potter, sería apropiado que una lápida lea una de las citas de Albus Dumbeldore

“Después de todo, para la mente bien organizada, la muerte no es más que la próxima gran aventura”.

Corto. Prefiero que la gente recuerde a la persona viva, dinámica, visceral y adorable (ejem) que conocían que la descripción pública y brillante de un alma que se fue.

Esperando a Jesús