Esencialmente dos cualidades principales:
1. Habilidades más allá de las habilidades humanas “normales”.
Esto no necesariamente significa superpoderes. Batman es de hecho el superhéroe favorito de muchas personas, aunque no tiene superpoderes. Sin embargo, su nivel de atletismo probablemente sería inalcanzable en la vida real (si considera, además de eso, que nunca parece dormir y que puede desaparecer como un ninja solo para molestar al comisionado Gordon).
2. Compromiso con una causa que el (super) héroe considera “servir al bien común”.
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Este tipo de compromiso generalmente viene con dos rasgos distintivos: una obsesión (que a menudo tiene sus raíces en una experiencia traumática) y un profundo sentido de sacrificio personal. Spider-Man lucha contra los malos por culpa de no haber evitado el asesinato de su tío. Batman tiene el mismo tipo de antecedentes, pero está más motivado por la invencible venganza que por la culpa. Y, curiosamente, esta segunda cualidad es lo que hace que The Punisher sea tan popular. Aunque es un asesino de sangre fría, el chico es visto como un héroe porque solo mata a los “chicos malos”.
Por supuesto, otras características incluyen superpoderes y un atuendo ridículo, pero me gusta restringir los criterios a las dos cualidades principales anteriores porque amplía el espectro de qué tipo de personajes pueden verse como un superhéroe. Por ejemplo, se podría decir que James Bond o Dexter Morgan son tantos superhéroes como cualquier personaje de Marvel o DC.