A veces me encuentro con este problema como autor de artículos de revistas: no estoy de acuerdo con un revisor o editor con respecto a un hecho o interpretación. Teniendo en cuenta que necesito persuadir al editor y al revisor para que acepten mi trabajo (al igual que debes persuadir a tu instructor), es mejor ser diplomático en estos casos.
Si el punto en disputa es menor y mi documento no depende de él, el camino más fácil es acceder a los deseos del revisor sin argumentos y eliminar el punto afectado del documento. Esto no significa que, en cambio, incluya la interpretación incorrecta del revisor, sino que reescriba esa parte del documento para que ya no sea un problema.
Si es un punto importante, por ejemplo, si mi trabajo se invalida si mi interpretación no se acepta como correcta, entonces tengo que argumentar mi caso. En este caso, necesito ser respetuoso y hacer todo lo posible para no sugerir o implicar que la interpretación del revisor fue irrazonable, sin dejar de presentar evidencia de que mi propia interpretación es válida. Puedo hacer esto refiriéndome a fuentes primarias adicionales, quizás desestimando la fuente original, o presentando análisis adicionales de mis propios datos o los datos de la fuente original que respaldan mi interpretación. Si el caso es muy claro e inequívoco, puede ser suficiente citar directamente de la fuente original, pero aún es importante presentar esta evidencia con respeto y un reconocimiento de que hay espacio para la confusión o un desacuerdo razonable.